Una reflexión interesante

Una de las cosas más importantes que evoca la irrupción de Bitcoin es el debate sobre nuevos y posibles planteamientos políticos, en un paradigma mucho más abierto. Es cierto que este potencial sistema monetario representa la tan anhelada forma de dinero libertario, absolutamente ajena al estado-nación que domina el mundo del s.XX y XXI. Pero también es cierto que se sustenta sobre una comunidad humana detrás de los nodos informáticos que conforman la red, configurando una colectividad que se contrapone en esencia a las interpretaciones anarco-capitalistas de marcado acento individualista que lo capitalizan.

Acaso no es cierto que un amplio consenso en la red implicaría un cambio en el protocolo que podría dejar sin valor otros planteamientos, sea cual fuere su corte ideológico? Está tan claro el fracaso de una potencial bifurcación con entes privilegiados con la capacidad de inflacionar el sistema?

Lo que creo es, que lo que representa bitcoin en esencia, como bien apunta Álvaro Di María, es la redefinición del derecho de propiedad y el debilitamiento de la fuerza de la coacción y la violencia. Lo que ha regido las relaciones sociales y las comunidades políticas desde que “el mundo es mundo”. Y por tanto abre un nuevo paradigma reconfigurado desde su base, lo que supone un bastísimo abanico de posibilidades nuevas y difíciles de imaginar, desde el status quo actualmente hegemónico, en el que los estados nación ha acaparado un poder exorbitante, sea blando o duro ese poder en unos u otros casos.

Es lógico que esta tecnología sea abrazada en primer término por el sector libertario, dado que representa una herramienta tan útil como imprescindible en la implementación de sus postulados. Ayudado también por creciente asfixia provocada por la presión del enorme peso de los estados nación que nos gobiernan, en un momento clave en el que al sistema FIAT le empiezan a crujir las cuadernas, amenazando con un inminente colapso y el subsiguiente relevo en los equilibrios geoestratégicos.  Un ambiente de crisis excepcionalmente propicio para la difusión de tecnologías tan disruptivas como la red de Bitcoin.

Abordando el tema en cuestión tras esta introducción, hay que señalar que ante este panorama es posible imaginar muchas formas políticas bajo este nuevo y potencial sistema monetario. Incluso de corte mas o menos colectivista. La modificación de la forma de dinero de una forma tan radical, tiene unas implicaciones que se antojan inimaginables. Tocando ahora pues, abordarla tarea de una profunda reflexión y explotar las mentes más imaginativas que pueblan esta comunidad.

Soluciones como la de Fedimint, dibujan una gran diversidad de soluciones para diferentes comunidades, sin abandonar los postulados más puros de la esencia del protocolo original de Bitcoin. Se antojan como una posibilidad, federaciones monetarias con el token nativo como dinero base, pero al cual pueden agregarse otro tipo de activos tokenizados, como inmuebles, acciones o deuda, para poder configurar un traje a medida para cualquier comunidad política sea cual fuera su orientación ideológica. Por tanto no indisolublemente ligado a sectores libertarios radicales recluídos en ciudadelas.

El abandono del dinero deuda y la necesaria intermediación en la transferencia de valor tiene unas implicaciones muchísimo más amplias y profundas de lo que ni siquiera tras una inmersión completa en la tecnología, podemos llegar a imaginar.

La tarea es pues ahora, pensar, reflexionar, debatir y sobre todo SOÑAR.